jueves, 12 de enero de 2012

Que nadie amargue la vida.





Que nadie amargue la vida



EFESIOS 4:31-32 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. ¿Cómo las podemos evitar?...
-Tengo que decidir NO amargarme. Yo decido que dejo entrar en mi corazón (enojo, bronca, resentimiento). Nuestro “antivirus” es el Espíritu Santo.
-Tengo que ver cuál fue la ofensa para poder entregársela a Dios. Solo puedo quitar algo de mi cuando sé que lo tengo.
-Tratar de tener paz con todos. Hebreos 12 : 14
-Permitir que Dios regenere nuestro corazón de la ofensa.

Para alcanzar la verdadera felicidad Dios tiene que sanar mi corazón. En la cruz Jesús experimento el quebranto, sufrió la angustia (Isaías 53) y El quiere que nosotros seamos libres de toda amargura, solo tenemos que decidir que El tome el primer lugar en nuestra vida y permitir que sane nuestro interior. Y de esta manera seremos libre y justificado por la gracia de Dios. DLB

Reflexion Cristiana LA ORACION ES NUESTRA MAYOR ALMA ESPIRITUAL

DRAMA: OBTENIENDO VICTORIA EN MEDIO DE LA CRISIS