viernes, 27 de enero de 2012

Soy importante para Dios.




Gracias Señor por permitirme ser importante para ti. TE ♥ AMO♥ ♥
Soy Importante para Dios: “ungir”. Ungir significa derramar aceite sobre una persona, hasta empaparla totalmente. Esto lo hacían los profetas con las personas importantes, reyes, sacerdotes y profetas, para expresar que habían sido elegidos por Dios y tenían una misión que cumplir. La unción es, por tanto, señal de dignidad, belleza y predilección.

En este pasaje veremos cómo Samuel, siguiendo la voz de Dios, unge a David como rey. Esta unción-elección de David es una profecía de la unción de Jesús. Precisamente Cristo significa en hebreo “Ungido”.

Pero la unción de Jesús no es con aceite, sino con el Espíritu Santo. El Espíritu, que es el amor de Dios, llena a rebosar el cuerpo y el alma de Jesús.

En cierto modo, también nosotros somos ungidos por el Espíritu Santo, porque lo recibimos en el bautismo. Esta unción es como un maravilloso vestido invisible, que nos permite participar en la Santa presencia del Dios vivo.

Hna. Maria Cardenales Rolón

SIN SANTIDAD NADIE VERA AL SEÑOR



Perdóname, por favor, cuando hago un espectáculo provocado por la mucha duda en mí mismo.

Perdóname, por favor, por mi silencio y por molestarme demasiado por la bulla de otro.

Perdóname, por favor, cuando grito y me quejo, cuando hablo demasiado o cuando airado, maldigo.

Perdóname, por favor, por amar cosas, por chismear y lamentarme porque no somos iguales.

Perdóname, por favor, cuando no te perdono; Dios dice que eso está mal si deseamos vivir bien.

Perdóname, por favor, cuando alardeo; quiero que sepas que se trata de sentimientos de inferioridad.

Perdóname, por favor, por lastimarte: las palabras te roban el gozo y luego destrozan mi corazón.

Perdóname, por favor, cuando me preocupo y hago berrinches de ser humano; no te disgustes.

Perdóname, por favor, cuando actúo como si fuese mejor que tú, porque en realidad es tan solo una actuación y tú lo sabes.

Perdóname, por favor, cuando detesto lo que no soy; solo ora por mí que eso significará mucho.

Perdóname, por favor, cuando traigo mi pasado y te hago pagar por lo que otro hizo ayer.

Perdóname, por favor, mientras pido tu perdón; porque tú también lo necesitarás si no quieres que tu corazón se endurezca.

Pero sobre todas las cosas, necesito el toque perdonador de Dios y saber que soy su hijo... eso significa mucho.

Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado. Salmo 130:4.

Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de El se os anuncia perdón de pecados. Hechos 13:38.

Y TU ESTAS ANOTADO EN EL LIBRO DE LA VIDA.?



¿Y tú estás anotado? 

Señor dale fuerzas al que no la tiene




JUAN 13:10 Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos.

la humildad vs. la soberbia




La Humildad vs la Soberbia 

Debemos conocer la diferencia entre la Soberbia y la Humildad.

Somos el espejo de nuestras actitudes y por medio de ella transmitimos lo que damos o sentimos y a veces sin darnos cuenta mostramos hacia las demás personas de que grupo en la cual pertenece.

Solamente el cambio lo da cada uno de nosotros al reconocer la Soberanía de Dios y así logramos cuando haya humildad al reconocer nuestros errores y falta ante los ojos de Dios.

El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida puede corregirlo, aunque le duela. Buscará conocerse y aceptarse, pues al conocer un defecto, error o limitación, se sabe contra qué luchar y se hace posible la victoria. Pero si no se acepta la realidad, ocurre como en el caso del enfermo que no quiere reconocer su enfermedad: no podrá curarse. Pero si se sabe, que hay cura, se puede cooperar con los médicos para mejorar. Hay defectos que podemos superar y hay límites naturales que debemos saber aceptar. El soberbio al no aceptar, o no ver, ese defecto no podrá corregirlo y se queda con él.

La humildad es la que nos da la verdad y la sabiduría que necesitamos para poder autoevaluar nuestro trabajo diario y saber encontrar nuestras limitaciones y ver lo que nos falta aprender y no cerrar las puertas cuando crea que lo sabemos todo de manera soberbia. Nos dará el respeto ante ellos y este nos abrirá las puertas a ellos.

Al ser humildes seremos capaces de querer a los demás por sí mismos, y no sólo por el provecho que pueda extraer del trato con ellos. Donde hay un soberbio, todo acaba maltratado: la familia, los amigos, el lugar donde trabaja. Al soberbio no le importa dejar en mal lugar a los demás por quedar él bien. El soberbio solo ve sus necesidades y no la de sus estudiantes cuando necesitan una palabra de aliento, valorar lo que hacen, animarles a ser mejores y servirles.

El egoísmo ciega y nos cierra el horizonte de los demás; la humildad abre constantemente camino a la caridad en detalles prácticos y concretos de servicio. Este espíritu alegre, de apertura a los demás y de disponibilidad es capaz de transformar cualquier ambiente. Somos soberbios cuando crees que tú puedes hacerlo todo, que no necesitas de Dios ni de los demás, cuando te crees mucho (que tú eres el más listo, el más perfecto y los demás son unos tontos), cuando eres presumido o te gusta llamar la atención, cuando quieres que todo se haga como tú quieres, cuando crees que todo te lo mereces, cuando sólo hablas de ti.

Ahora no hay que confundir la soberbia y el orgullo, que son una supervaloración de sí mismo con desprecio de los demás, con una razonable autoestima. La autoestima es valorarme en lo que soy y para lo que valgo. Sería ridículo creer que valgo para todo. Pero también es triste creer que no valgo para nada.

Un mensaje para ti


UN MENSAJE PARA TI

Salmos 37:5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.