martes, 30 de marzo de 2010

¡Déjate quemar, si quieres Alumbrar!


¡Déjate quemar, si quieres Alumbrar!

Mira las llamas del fuego como crecen y devoran la madera. Escucha el crujir de la madera consumida por el fuego batallador, el rugido del aire cuando se alía con él dándole todo su aliento y vigor.

El fuego es furibundo y destruye la madera seca; pero se le resiste la que tiene frescura en su interior mientras que deja en paz la que está podrida.

Mírame, somos un pedazo de madera devorado por la vida. Si permanecemos pasivos seremos como la madera podrida que ve pasar los años en un rincón del sótano.

Si nos limitamos a seguir el camino marcado se nos secará el corazón porqué la vida es estéril si nos limitamos a seguir ciegamente unas cuantas reglas. El fuego nos consumirá si sólo vamos tirando para pagar la hipoteca, subir un par de críos y cumplir con las exigencias sociales.

Por el contrario, el fuego hará que brillemos con más intensidad si preservamos el agua de la vida, el frescor interior y unos cimientos que no se evaporen ni se desvanezcan detrás de una cortina de humo.

Decía Marc que “nos situamos en medio de un mundo en ruinas y buscamos entre las cenizas la brasa viva que puede reavivar el fuego apagado del mundo”.

Escúchame, ¿me comprendes, me amas? ¿O piensas que soy un loco? Súbete a lomos del dragón o permanece tranquila sentada en tu seco baúl de madera.

Déjate quemar, si quieres alumbrar puesto que:

“en el amor no hay lugar para el temor:

al contrario, el amor perfecto elimina el temor,

porqué el temor supone un castigo,

y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor”.  
(1ª carta a Juan 4,18)
Por: Marc Martínez


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