BIENAVENTURADO ES EL QUE NO HALLE TROPIEZO EN MÍ.
Mateo 10:5 "Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio."
Los ciegos ven milagros; porque había dos ciegos dando voces y dijeron: ten misericordia de nosotros, Hijo de David. Y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces Jesús les tocó los ojos diciendo: "conforme a vuestra fe os sea hecho". Y los ojos de ellos fueron abiertos. Mateo 9:29-30
Los cojos andan; porque había un paralítico tendido en una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: "Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados" Mateo 9:2. Dijo: "Levantate, toma tu cama y vete a tu casa" Mateo 9:6. Entonces él se levantó y se fué a su casa.
Los leprosos son limpiados: porque un leproso se postró ante él, diciendo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme". Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: "Quiero, sé limpio". Y al instante su lepra desapareció. Mateo 8:2-3
Los sordos oyen: porque en San Juan 10:3-4 "A éste abre el portrero, y las ovejas oyen su voz; y a su ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
Los muertos son resucitados: porque Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: "Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Quitaron la piedra y Jesús oró al padre que está en el cielo. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. San Juan 11:38-40;43-44
Y a los pobres es anunciado el evangelio: porque pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Por tanto, amados Jesús declara en su Santa Palabra: "Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí".
Dios te bendiga!
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